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-
PABLO,
siervo de Jesucristo, llamado á ser
apóstol, apartado para el evangelio
de Dios,
-
Que él
había antes prometido por sus
profetas en las santas Escrituras,
-
Acerca
de su Hijo, (que fué hecho de la
simiente de David según la carne;
-
El cual
fue declarado Hijo de Dios con
potencia, según el espíritu de
santidad, por la resurrección de los
muertos), de Jesucristo Señor
nuestro,
-
Por el
cual recibimos la gracia y el
apostolado, para la obediencia de la
fe en todas las naciones en su
nombre,
-
Entre
las cuales sois también vosotros,
llamados de Jesucristo:
-
A todos
los que estáis en Roma, amados de
Dios, llamados santos: Gracia y paz
tengáis de Dios nuestro Padre, y del
Señor Jesucristo.
-
Primeramente, doy gracias á mi Dios
por Jesucristo acerca de todos
vosotros, de que vuestra fe es
predicada en todo el mundo.
-
Porque
testigo me es Dios, al cual sirvo en
mi espíritu en el evangelio de su
Hijo, que sin cesar me acuerdo de
vosotros siempre en mis oraciones,
-
Rogando,
si al fin algún tiempo haya de
tener, por la voluntad de Dios,
próspero viaje para ir á vosotros.
-
Porque
os deseo ver, para repartir con
vosotros algún don espiritual, para
confirmaros;
-
Es á
saber, para ser juntamente consolado
con vosotros por la común fe vuestra
y juntamente mía.
-
Mas no
quiero, hermanos, que ingnoréis que
muchas veces me he propuesto ir á
vosotros (empero hasta ahora he sido
estorbado), para tener también entre
vosotros algún fruto, como entre los
demás Gentiles.
-
A
Griegos y á bárbaros, á sabios y á
no sabios soy deudor.
-
Así que,
cuanto á mí, presto estoy á anunciar
el evangelio también á vosotros que
estáis en Roma.
-
Porque
no me avergüenzo del evangelio:
porque es potencia de Dios para
salud á todo aquel que cree; al
Judío primeramente y también al
Griego.
-
Porque
en él la justicia de Dios se
descubre de fe en fe; como está
escrito: Mas el justo vivirá por la
fe.
-
Porque
manifiesta es la ira de Dios del
cielo contra toda impiedad é
injusticia de los hombres, que
detienen la verdad con injusticia:
-
Porque
lo que de Dios se conoce, á ellos es
manifiesto; porque Dios se lo
manifestó.
-
Porque
las cosas invisibles de él, su
eterna potencia y divinidad, se
echan de ver desde la creación del
mundo, siendo entendidas por las
cosas que son hechas; de modo que
son inexcusables:
-
Porque
habiendo conocido á Dios, no le
glorificaron como á Dios, ni dieron
gracias; antes se desvanecieron en
sus discursos, y el necio corazón de
ellos fué entenebrecido.
-
Diciéndose ser sabios, se hicieron
fatuos,
-
Y
trocaron la gloria del Dios
incorruptible en semejanza de imagen
de hombre corruptible, y de aves, y
de animales de cuatro pies, y de
serpientes.
-
Por lo
cual también Dios los entregó á
inmundicia, en las concupiscencias
de sus corazones, de suerte que
contaminaron sus cuerpos entre sí
mismos:
-
Los
cuales mudaron la verdad de Dios en
mentira, honrando y sirviendo á las
criaturas antes que al Criador, el
cual es bendito por los siglos.
Amén.
-
Por esto
Dios los entregó á afectos
vergonzosos; pues aun sus mujeres
mudaron el natural uso en el uso que
es contra naturaleza:
-
Y del
mismo modo también los hombres,
dejando el uso natural de las
mujeres, se encendieron en sus
concupiscencias los unos con los
otros, cometiendo cosas nefandas
hombres con hombres, y recibiendo en
sí mismos la recompensa que convino
á su extravío.
-
Y como á
ellos no les pareció tener á Dios en
su noticia, Dios los entregó á una
mente depravada, para hacer lo que
no conviene,
-
Estando
atestados de toda iniquidad, de
fornicación, de malicia, de
avaricia, de maldad; llenos de
envidia, de homicidios, de
contiendas, de engaños, de
malignidades;
-
Murmuradores, detractores,
aborrecedores de Dios, injuriosos,
soberbios, altivos, inventores de
males, desobedientes á los padres,
-
Necios,
desleales, sin afecto natural,
implacables, sin misericordia:
-
Que
habiendo entendido el juicio de Dios
que los que hacen tales cosas son
dignos de muerte, no sólo las hacen,
más aún consienten á los que las
hacen.
-
POR lo
cual eres inexcusable, oh hombre,
cualquiera que juzgas: porque en lo
que juzgas á otro, te condenas á ti
mismo; porque lo mismo haces, tú que
juzgas.
-
Mas
sabemos que el juicio de Dios es
según verdad contra los que hacen
tales cosas.
-
¿Y
piensas esto, oh hombre, que juzgas
á los que hacen tales cosas, y haces
las mismas, que tú escaparás del
juicio de Dios.?
-
¿O
menosprecias las riquezas de su
benignidad, y fhfifhfi ignorando que
su benignidad te guía á
arrepentimiento?
-
Mas por
tu dureza, y por tu corazón no
arrepentido, atesoras para ti mismo
ira para el día de la ira y de la
manifestación del justo juicio de
Dios;
-
El cual
pagará á cada uno conforme á sus
obras:
-
A los
que perseverando en bien hacer,
buscan gloria y honra e
inmortalidad, la vida eterna.
-
Mas á
los que son contenciosos, y no
obedecen á la verdad, antes obedecen
á la injusticia, enojo é ira;
-
Tribulación y angustia sobre toda
persona humana que obra lo malo, el
Judío primeramente, y también el
Griego.
-
Mas
gloria y honra y paz á cualquiera
que obra el bien, al Judío
primeramente, y también al Griego.
-
Porque
no hay acepción de personas para con
Dios.
-
Porque
todos lo que sin ley pecaron, sin
ley también perecerán; y todos los
que en la ley pecaron, por la ley
serán juzgados:
-
Porque
no los oidores de la ley son justos
para con Dios, mas los hacedores de
la ley serán justificados.
-
Porque
los Gentiles que no tienen ley,
naturalmente haciendo lo que es de
la ley, los tales, aunque no tengan
ley, ellos son ley á sí mismos:
-
Mostrando la obra de la ley escrita
en sus corazones, dando testimonio
juntamente sus conciencias, y
acusándose y también excusándose sus
pensamientos unos con otros;
-
En el
día que juzgará el Señor lo
encubierto de los hombres, conforme
á mi evangelio, por Jesucristo.
-
He aquí,
tú tienes el sobrenombre de Judío, y
estás reposado en la ley, y te
glorías en Dios,
-
Y sabes
su voluntad, y apruebas lo mejor,
instruído por la ley;
-
Y
confías que eres guía de los ciegos,
luz de los que están en tinieblas,
-
Enseñador de los que no saben,
maestro de niños, que tienes la
forma de la ciencia y de la verdad
en la ley:
-
Tú pues,
que enseñas á otro, ¿no te enseñas á
ti mismo? ¿Tú, que predicas que no
se ha de hurtar, hurtas?
-
¿Tú, que
dices que no se ha de adulterar,
adulteras? ¿Tú, que abominas los
ídolos, cometes sacrilegio?
-
¿Tú, que
te jactas de la ley, con infracción
de la ley deshonras á Dios?
-
Porque
el nombre de Dios es blasfemado por
causa de vosotros entre los
Gentiles, como está esctrito.
-
Porque
la circuncisión en verdad aprovecha,
si guardares la ley; mas si eres
rebelde á la ley, tu circuncisión es
hecha incircuncisión.
-
De
manera que, si el incircunciso
guardare las justicias de la ley,
¿no será tenida su incircuncisión
por circuncisión?
-
Y lo que
de su natural es incircunciso,
guardando perfectamente la ley, te
juzgará á ti, que con la letra y con
la circuncisión eres rebelde á la
ley.
-
Porque
no es Judío el que lo es en
manifiesto; ni la circuncisión es la
que es en manifiesto en la carne:
-
Mas es
Judío el que lo es en lo interior; y
la circuncisión es la del corazón,
en espíritu, no en letra; la
alabanza del cual no es de los
hombres, sino de Dios.
-
¿QUÉ,
pues, tiene más el Judío? ¿ó qué
aprovecha la circuncisión?,
-
Mucho en
todas maneras. Lo primero
ciertamente, que la palabra de Dios
les ha sido confiada.
-
¿Pues
qué si algunos de ellos han sido
incrédulos? ¿la incredulidad de
ellos habrá hecho vana la verdad de
Dios?
-
En
ninguna manera; antes bien sea Dios
verdadero, mas todo hombre
mentiroso; como está escrito: Para
que seas justificado en tus dichos,
Y venzas cuando de ti se juzgare.
-
Y si
nuestra iniquidad encarece la
justicia de Dios, ¿qué diremos?
¿Será injusto Dios que da castigo?
(hablo como hombre.)
-
En
ninguna manera: de otra suerte ¿cómo
juzgaría Dios el mundo?
-
Empero
si la verdad de Dios por mi mentira
creció á gloria suya, ¿por qué aun
así yo soy juzgado como pecador?
-
¿Y por
qué no decir (como somos
blasfemados, y como algunos dicen
que nosotros decimos): Hagamos males
para que vengan bienes? la
condenación de los cuales es justa.
-
¿Qué
pues? ¿Somos mejores que ellos? En
ninguna manera: porque ya hemos
acusado á Judíos y á Gentiles, que
todos están debajo de pecado.
-
Como
está escrito: No hay justo, ni aun
uno;
-
No hay
quien entienda, No hay quien busque
á Dios;
-
Todos se
apartaron, á una fueron hechos
inútiles; No hay quien haga lo
bueno, no hay ni aun uno:
-
Sepulcro
abierto es su garganta; Con sus
lenguas tratan engañosamente; Veneno
de áspides está debajo de sus
labios;
-
Cuya
boca está llena de maledicencia y de
amargura;
-
Sus pies
son ligeros á derramar sangre;
-
Quebrantamiento y desventura hay en
sus caminos;
-
Y camino
de paz no conocieron:
-
No hay
temor de Dios delante de sus ojos.
-
Empero
sabemos que todo lo que la ley dice,
á los que están en la ley lo dice,
para que toda boca se tape, y que
todo el mundo se sujete á Dios:
-
Porque
por las obras de la ley ninguna
carne se justificará delante de él;
porque por la ley es el conocimiento
del pecado.
-
Mas
ahora, sin la ley, la justicia de
Dios se ha manifestado, testificada
por la ley y por los profetas:
-
La
justicia de Dios por la fe de
Jesucristo, para todos los que creen
en él: porque no hay diferencia;
-
Por
cuanto todos pecaron, y están
distituídos de la gloria de Dios;
-
Siendo
justificados gratuitamente por su
gracia por la redención que es en
Cristo Jesús;
-
Al cual
Dios ha propuesto en propiciación
por la fe en su sangre, para
manifestación de su justicia, atento
á haber pasado por alto, en su
paciencia, los pecados pasados,
-
Con la
mira de manifestar su justicia en
este tiempo: para que él sea el
justo, y el que justifica al que es
de la fe de Jesús.
-
¿Dónde
pues está la jactancia? Es excluida.
¿Por cuál ley? ¿de las obras? No;
mas por la ley de la fe.
-
Así que,
concluimos ser el hombre justificado
por fe sin las obras de la ley.
-
¿Es Dios
solamente Dios de los Judíos? ¿No es
también Dios de los Gentiles?
Cierto, también de los Gentiles.
-
Porque
uno es Dios, el cual justificará por
la fe la circuncisión, y por medio
de la fe la circuncisión.
-
¿Luego
deshacemos la ley por la fe? En
ninguna manera; antes establecemos
la ley.
-
¿QUÉ,
pues, diremos que halló Abraham
nuestro padre según la carne?
-
Que si
Abraham fue justificado por la
obras, tiene de qué gloriarse; mas
no para con Dios.
-
Porque
¿qué dice la Escritura? Y creyó
Abraham á Dios, y le fué atribuído á
justicia.
-
Empero
al que obra, no se le cuenta el
salario por merced, sino por deuda.
-
Mas al
que no obra, pero cree en aquél que
justifica al impío, la fe le es
contada por justicia.
-
Como
también David dice ser
bienaventurado el hombre al cual
Dios atribuye justicia sin obras,
-
Diciendo: Bienaventurados aquellos
cuyas iniquidades son perdonadas, Y
cuyos pecados son cubiertos.
-
Bienaventurado el varón al cual el
Señor no imputó pecado.
-
¿Es pues
esta bienaventuranza solamente en la
circuncisión ó también en la
incircuncisión? porque decimos que á
Abraham fué contada la fe por
justicia.
-
¿Cómo
pues le fué contada? ¿en la
circuncisión, ó en la incircuncisión?
No en la circuncisión, sino en la
incircuncisión.
-
Y
recibió la circuncisión por señal,
por sello de la justicia de la fe
que tuvo en la incircuncisión: para
que fuese padre de todos los
creyentes no circuncidados, para que
también á ellos les sea contado por
justicia;
-
Y padre
de la circuncisión, no solamente á
los que son de la circuncisión, más
también á los que siguen las pisadas
de la fe que fué en nuestro padre
Abraham antes de ser circuncidado.
-
Porque
no por la ley fué dada la promesa á
Abraham ó á su simiente, que sería
heredero del mundo, sino por la
justicia de la fe.
-
Porque
si los que son de la ley son los
herederos, vana es la fe, y anulada
es la promesa.
-
Porque
la ley obra ira; porque donde no hay
ley, tampoco hay transgresión.
-
Por
tanto es por la fe, para que sea por
gracia; para que la promesa sea
firme á toda simiente, no solamente
al que es de la ley, mas también al
que es de la fe de Abraham, el cual
es padre de todos nosotros.
-
(Como
está escrito: Que por padre de
muchas gentes te he puesto) delante
de Dios, al cual creyó; el cual da
vida á los muertos, y llama las
cosas que no son, como las que son.
-
El creyó
en esperanza contra esperanza, para
venir á ser padre de muchas gentes,
conforme á lo que le había sido
dicho: Así será tu simiente.
-
Y no se
enflaqueció en la fe, ni consideró
su cuerpo ya muerto (siendo ya de
casi cien años,) ni la matriz muerta
de Sara;
-
Tampoco
en la promesa de Dios dudó con
desconfianza: antes fué esforzado en
fe, dando gloria á Dios,
-
Plenamente convencido de que todo lo
que había prometido, era también
poderoso para hacerlo.
-
Por lo
cual también le fué atribuído á
justicia.
-
Y no
solamente por él fué escrito que le
haya sido imputado;
-
Sino
también por nosotros, á quienes será
imputado, esto es, á los que creemos
en el que levantó de los muertos á
Jesús Señor nuestro,
-
El cual
fue entregado por nuestros delitos,
y resucitado para nuestra
justificación
-
JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos
paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo:
-
Por el
cual también tenemos entrada por la
fe á esta gracia en la cual estamos
firmes, y nos gloriamos en la
esperanza de la gloria de Dios.
-
Y no
sólo esto, mas aun nos gloriamos en
las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce paciencia;
-
Y la
paciencia, prueba; y la prueba,
esperanza;
-
Y la
esperanza no avergüenza; porque el
amor de Dios está derramado en
nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos es dado.
-
Porque
Cristo, cuando aún éramos flacos, á
su tiempo murió por los impíos.
-
Ciertamente apenas muere algun por
un justo: con todo podrá ser que
alguno osara morir por el bueno.
-
Mas Dios
encarece su caridad para con
nosotros, porque siendo aún
pecadores, Cristo murió por
nosotros.
-
Luego
mucho más ahora, justificados en su
sangre, por él seremos salvos de la
ira.
-
Porque
si siendo enemigos, fuimos
reconciliado con Dios por la muerte
de su Hijo, mucho más, estando
reconciliados, seremos salvos por su
vida.
-
Y no
sólo esto, mas aun nos gloriamos en
Dios por el Señor nuestro
Jesucristo, por el cual hemos ahora
recibido la reconciliación.
-
De
consiguiente, vino la reconciliación
por uno, así como el pecado entró en
el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, y la muerte así
pasó á todos los hombres, pues que
todos pecaron.
-
Porque
hasta la ley, el pecado estaba en el
mundo; pero no se imputa pecado no
habiendo ley.
-
No
obstante, reinó la muerte desde Adam
hasta Moisés, aun en los que no
pecaron á la manera de la rebelión
de Adam; el cual es figura del que
había de venir.
-
Mas no
como el delito, tal fué el don:
porque si por el delito de aquel uno
murieron los muchos, mucho más
abundó la gracia de Dios á los
muchos, y el don por la gracia de un
hombre, Jesucristo.
-
Ni
tampoco de la manera que por un
pecado, así también el don: porque
el juicio á la verdad vino de un
pecado para condenación, mas la
gracia vino de muchos delitos para
justificación.
-
Porque,
si por un delito reinó la muerte por
uno, mucho más reinarán en vida por
un Jesucristo los que reciben la
abundancia de gracia, y del don de
la justicia.
-
Así que,
de la manera que por un delito vino
la culpa á todos los hombres para
condenación, así por una justicia
vino la gracia á todos los hombres
para justificación de vida.
-
Porque
como por la desobediencia de un
hombre los muchos fueron
constituídos pecadores, así por la
obediencia de uno los muchos serán
constituídos justos.
-
La ley
empero entró para que el pecado
creciese; mas cuando el pecado
creció, sobrepujó la gracia;
-
Para
que, de la manera que el pecado
reinó para muerte, así también la
gracia reine por la justicia para
vida eterna por Jesucristo Señor
nuestro.
-
¿PUES
qué diremos? Perseveraremos en
pecado para que la gracia crezca?
-
En
ninguna manera. Porque los que somos
muertos al pecado, ¿cómo viviremos
aún en él?
-
¿O no
sabéis que todos los que somos
bautizados en Cristo Jesús, somos
bautizados en su muerte?
-
Porque
somos sepultados juntamente con él á
muerte por el bautismo; para que
como Cristo resucitó de los muertos
por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en novedad de vida.
-
Porque
si fuimos plantados juntamente en él
á la semejanza de su muerte, así
también lo seremos á la de su
resurrección:
-
Sabiendo
esto, que nuestro viejo hombre
juntamente fué crucificado con él,
para que el cuerpo del pecado sea
deshecho, á fin de que no sirvamos
más al pecado.
-
Porque
el que es muerto, justificado es del
pecado.
-
Y si
morimos con Cristo, creemos que
también viviremos con él;
-
Sabiendo
que Cristo, habiendo resucitado de
entre los muertos, ya no muere: la
muerte no se enseñoreará más de él.
-
Porque
el haber muerto, al pecado murió una
vez; mas el vivir, á Dios vive.
-
Así
también vosotros, pensad que de
cierto estáis muertos al pecado, mas
vivos á Dios en Cristo Jesús Señor
nuestro.
-
No
reine, pues, el pecado en vuestro
cuerpo mortal, para que le
obedezcáis en sus concupiscencias;
-
Ni
tampoco presentéis vuestros miembros
al pecado por instrumento de
iniquidad; antes presentaos á Dios
como vivos de los muertos, y
vuestros miembros á Dios por
instrumentos de justicia.
-
Porque
el pecado no se enseñoreará de
vosotros; pues no estáis bajo la
ley, sino bajo la gracia.
-
¿Pues
qué? ¿Pecaremos, porque no estamos
bajo de la ley, sino bajo de la
gracia? En ninguna manera.
-
¿No
sabéis que á quien os prestáis
vosotros mismos por siervos para
obedecer le, sois siervos de aquel á
quien obedecéis, ó del pecado para
muerte, ó de la obediencia para
justicia?
-
Empero
gracias á Dios, que aunque fuistes
siervos del pecado, habéis obedecido
de corazón á aquella forma de
doctrina á la cual sois entregados;
-
Y
libertados del pecado, sois hechos
siervos de la justicia.
-
Humana
cosa digo, por la flaqueza de
vuestra carne: que como para
iniquidad presentasteis vuestros
miembros á servir á la inmundicia y
á la iniquidad, así ahora para
santidad presentéis vuestros
miembros á servir á la justicia.
-
Porque
cuando fuisteis siervos del pecado,
erais libres acerca de la justicia.
-
¿Qué
fruto, pues, teníais de aquellas
cosas de las cuales ahora os
avergonzáis? porque el fin de ellas
es muerte.
-
Mas
ahora, librados del pecado, y hechos
siervos á Dios, tenéis por vuestro
fruto la santificación, y por fin la
vida eterna.
-
Porque
la paga del pecado es muerte: mas la
dádiva de Dios es vida eterna en
Cristo Jesús Señor nuestro.
-
¿IGNORÁIS, hermanos, (porque hablo
con los que saben la ley) que la ley
se enseñorea del hombre entre tanto
que vive?
-
Porque
la mujer que está sujeta á marido,
mientras el marido vive está
obligada á la ley; mas muerto el
marido, libre es de la ley del
marido.
-
Así que,
viviendo el marido, se llamará
adúltera si fuere de otro varón; mas
si su marido muriere, es libre de la
ley; de tal manera que no será
adúltera si fuere de otro marido.
-
Así
también vosotros, hermanos míos,
estáis muertos á la ley por el
cuerpo de Cristo, para que seáis de
otro, á saber, del que resucitó de
los muertos, á fin de que
fructifiquemos á Dios.
-
Porque
mientras estábamos en la carne, los
afectos de los pecados que eran por
la ley, obraban en nuestros miembros
fructificando para muerte.
-
Mas
ahora estamos libres de la ley,
habiendo muerto á aquella en la cual
estábamos detenidos, para que
sirvamos en novedad de espíritu, y
no en vejez de letra.
-
¿Qué
pues diremos? ¿La ley es pecado? En
ninguna manera. Empero yo no conocí
el pecado sino por la ley: porque
tampoco conociera la concupiscencia,
si la ley no dijera: No codiciarás.
-
Mas el
pecado, tomando ocasión, obró en mí
por el mandamiento toda
concupiscencia: porque sin la ley el
pecado está muerto.
-
Así que,
yo sin la ley vivía por algún
tiempo: mas venido el mandamiento,
el pecado revivió, y yo morí.
-
Y hallé
que el mandamiento, á intimado para
vida, para mí era mortal:
-
Porque
el pecado, tomando ocasión, me
engañó por el mandamiento, y por él
me mató.
-
De
manera que la ley á la verdad es
santa, y el mandamiento santo, y
justo, y bueno.
-
¿Luego
lo que es bueno, á mí me es hecho
muerte? No; sino que el pecado, para
mostrarse pecado, por lo bueno me
obró la muerte, haciéndose pecado
sobremanera pecante por el
mandamiento.
-
Porque
sabemos que la ley es espiritual;
mas yo soy carnal, vendido á
sujeción del pecado.
-
Porque
lo que hago, no lo entiendo; ni lo
que quiero, hago; antes lo que
aborrezco, aquello hago.
-
Y si lo
que no quiero, esto hago, apruebo
que la ley es buena.
-
De
manera que ya no obro aquello, sino
el pecado que mora en mí.
-
Y yo sé
que en mí (es á saber, en mi carne)
no mora el bien: porque tengo el
querer, mas efectuar el bien no lo
alcanzo.
-
Porque
no hago el bien que quiero; mas el
mal que no quiero, éste hago.
-
Y si
hago lo que no quiero, ya no obro
yo, sino el mal que mora en mí.
-
Así que,
queriendo yo hacer el bien, hallo
esta ley: Que el mal está en mí.
-
Porque
según el hombre interior, me deleito
en la ley de Dios:
-
Mas veo
otra ley en mis miembros, que se
rebela contra la ley de mi espíritu,
y que me lleva cautivo á la ley del
pecado que está en mis miembros.
-
¡Miserable hombre de mí! ¿quién me
librará del cuerpo de esta muerte?
-
Gracias
doy á Dios, por Jesucristo Señor
nuestro. Así que, yo mismo con la
mente sirvo á la ley de Dios, mas
con la carne á la ley del pecado.
-
AHORA
pues, ninguna condenación hay para
los que están en Cristo Jesús, los
que no andan conforme á la carne,
mas conforme al espíritu.
-
Porque
la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús me ha librado de la ley
del pecado y de la muerte.
-
Porque
lo que era imposible á la ley, por
cuanto era débil por la carne, Dios
enviando á su Hijo en semejanza de
carne de pecado, y á causa del
pecado, condenó al pecado en la
carne;
-
Para que
la justicia de la ley fuese cumplida
en nosotros, que no andamos conforme
á la carne, mas conforme al
espíritu.
-
Porque
los que viven conforme á la carne,
de las cosas que son de la carne se
ocupan; mas los que conforme al
espíritu, de las cosas del espíritu.
-
Porque
la intención de la carne es muerte;
mas la intención del espíritu, vida
y paz:
-
Por
cuanto la intención de la carne es
enemistad contra Dios; porque no se
sujeta á la ley de Dios, ni tampoco
puede.
-
Así que,
los que están en la carne no pueden
agradar á Dios.
-
Mas
vosotros no estáis en la carne, sino
en el espíritu, si es que el
Espíritu de Dios mora en vosotros. Y
si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, el tal no es de él.
-
Empero
si Cristo está en vosotros, el
cuerpo á la verdad está muerto á
causa del pecado; mas el espíritu
vive á causa de la justicia.
-
Y si el
Espíritu de aquel que levantó de los
muertos á Jesús mora en vosotros, el
que levantó á Cristo Jesús de los
muertos, vivificará también vuestros
cuerpos mortales por su Espíritu que
mora en vosotros.
-
Así que,
hermanos, deudores somos, no á la
carne, para que vivamos conforme á
la carne:
-
Porque
si viviereis conforme á la carne,
moriréis; mas si por el espíritu
mortificáis las obras de la carne,
viviréis.
-
Porque
todos los que son guiados por el
Espíritu de Dios, los tales son
hijos de Dios.
-
Porque
no habéis recibido el espíritu de
servidumbre para estar otra vez en
temor; mas habéis recibido el
espíritu de adopción, por el cual
clamamos, Abba, Padre.
-
Porque
el mismo Espíritu da testimonio á
nuestro espíritu que somos hijos de
Dios.
-
Y si
hijos, también herederos; herederos
de Dios, y coherederos de Cristo; si
empero padecemos juntamente con él,
para que juntamente con él seamos
glorificados.
-
Porque
tengo por cierto que lo que en este
tiempo se padece, no es de comparar
con la gloria venidera que en
nosotros ha de ser manifestada.
-
Porque
el continuo anhelar de las criaturas
espera la manifestación de los hijos
de Dios.
-
Porque
las criaturas sujetas fueron á
vanidad, no de grado, mas por causa
del que las sujetó con esperanza,
-
Que
también las mismas criaturas serán
libradas de la servidumbre de
corrupción en la libertad gloriosa
de los hijos de Dios.
-
Porque
sabemos que todas las criaturas
gimen á una, y á una están de parto
hasta ahora.
-
Y no
sólo ellas, mas también nosotros
mismos, que tenemos las primicias
del Espíritu, nosotros también
gemimos dentro de nosotros mismos,
esperando la adopción, es á saber,
la redención de nuestro cuerpo.
-
Porque
en esperanza somos salvos; mas la
esperanza que se ve, no es
esperanza; porque lo que alguno ve,
¿á qué esperarlo?
-
Empero
si lo que no vemos esperamos, por
paciencia esperamos.
-
Y
asimismo también el Espíritu ayuda
nuestra flaqueza: porque qué hemos
de pedir como conviene, no lo
sabemos; sino que el mismo Espíritu
pide por nosotros con gemidos
indecibles.
-
Mas el
que escudriña los corazones, sabe
cuál es el intento del Espíritu,
porque conforme á la voluntad de
Dios, demanda por los santos.
-
Y
sabemos que á los que á Dios aman,
todas las cosas les ayudan á bien,
es á saber, á los que conforme al
propósito son llamados.
-
Porque á
los que antes conoció, también
predestinó para que fuesen hechos
conformes á la imagen de su Hijo,
para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos;
-
Y á los
que predestinó, á éstos también
llamó; y á los que llamó, á éstos
también justificó; y á los que
justificó, á éstos también
glorificó.
-
¿Pues
qué diremos á esto? Si Dios por
nosotros, ¿quién contra nosotros?
-
El que
aun á su propio Hijo no perdonó,
antes le entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él
todas las cosas?
-
¿Quién
acusará á los escogidos de Dios?
Dios es el que justifica.
-
¿Quién
es el que condenará? Cristo es el
que murió; más aún, el que también
resucitó, quien además está á la
diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros.
-
¿Quién
nos apartará del amor de Cristo?
tribulación? ó angustia? ó
persecución? ó hambre? ó desnudez? ó
peligro? ó cuchillo?
-
Como
está escrito: Por causa de ti somos
muertos todo el tiempo: Somos
estimados como ovejas de matadero.
-
Antes,
en todas estas cosas hacemos más que
vencer por medio de aquel que nos
amó.
-
Por lo
cual estoy cierto que ni la muerte,
ni la vida, ni ángeles, ni
principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir,
-
Ni lo
alto, ni lo bajo, ni ninguna
criatura nos podrá apartar del amor
de Dios, que es en Cristo Jesús
Señor nuestro.
-
VERDAD
digo en Cristo, no miento, dándome
testimonio mi conciencia en el
Espíritu Santo,
-
Que
tengo gran tristeza y continuo dolor
en mi corazón.
-
Porque
deseara yo mismo ser apartado de
Cristo por mis hermanos, los que son
mis parientes según la carne;
-
Que son
israelitas, de los cuales es la
adopción, y la gloria, y el pacto, y
la data de la ley, y el culto, y las
promesas;
-
Cuyos
son los padres, y de los cuales es
Cristo según la carne, el cual es
Dios sobre todas las cosas, bendito
por los siglos. Amén.
-
No
empero que la palabra de Dios haya
faltado: porque no todos los que son
de Israel son Israelitas;
-
Ni por
ser simiente de Abraham, son todos
hijos; mas: En Isaac te será llamada
simiente.
-
Quiere
decir: No los que son hijos de la
carne, éstos son los hijos de Dios;
mas los que son hijos de la promesa,
son contados en la generación.
-
Porque
la palabra de la promesa es esta:
Como en este tiempo vendré, y tendrá
Sara un hijo.
-
Y no
sólo esto; mas también Rebeca
concibiendo de uno, de Isaac nuestro
padre,
-
(Porque
no siendo aún nacidos, ni habiendo
hecho aún ni bien ni mal, para que
el propósito de Dios conforme á la
elección, no por las obras sino por
el que llama, permaneciese;)
-
Le fué
dicho que el mayor serviría al
menor.
-
Como
está escrito: A Jacob amé, mas á
Esaú aborrecí.
-
¿Pues
qué diremos? ¿Que hay injusticia en
Dios? En ninguna manera.
-
Mas á
Moisés dice: Tendré misericordia del
que tendré misericordia, y me
compadeceré del que me compadeceré.
-
Así que
no es del que quiere, ni del que
corre, sino de Dios que tiene
misericordia.
-
Porque
la Escritura dice de Faraón: Que
para esto mismo te he levantado,
para mostrar en ti mi potencia, y
que mi nombre sea anunciado por toda
la tierra.
-
De
manera que del que quiere tiene
misericordia; y al que quiere,
endurece.
-
Me dirás
pues: ¿Por qué, pues, se enoja?
porque ¿quién resistirá á su
voluntad?
-
Mas
antes, oh hombre, ¿quién eres tú,
para que alterques con Dios? Dirá el
vaso de barro al que le labró: ¿Por
qué me has hecho tal?
-
¿O no
tiene potestad el alfarero para
hacer de la misma masa un vaso para
honra, y otro para vergüenza?
-
¿Y qué,
si Dios, queriendo mostrar la ira y
hacer notoria su potencia, soportó
con mucha mansedumbre los vasos de
ira preparados para muerte,
-
Y para
hacer notorias las riquezas de su
gloria, mostrólas para con los vasos
de misericordia que él ha preparado
para gloria;
-
Los
cuales también ha llamado, es á
saber, á nosotros, no sólo de los
Judíos, mas también de los Gentiles?
-
Como
también en Oseas dice: Llamaré al
que no era mi pueblo, pueblo mío; Y
á la no amada, amada.
-
Y será,
que en el lugar donde les fué dicho:
Vosotros no sois pueblo mío: Allí
serán llamados hijos del Dios
viviente.
-
También
Isaías clama tocante á Israel: Si
fuere el número de los hijos de
Israel como la arena de la mar, las
reliquias serán salvas:
-
Porque
palabra consumadora y abreviadora en
justicia, porque palabra abreviada,
hará el Señor sobre la tierra.
-
Y como
antes dijo Isaías: Si el Señor de
los ejércitos no nos hubiera dejado
simiente, Como Sodoma habríamos
venido á ser, y á Gomorra fuéramos
semejantes.
-
¿Pues
qué diremos? Que los Gentiles que no
seguían justicia, han alcanzado la
justicia, es á saber, la justicia
que es por la fe;
-
Mas
Israel que seguía la ley de
justicia, no ha llegado á la ley de
justicia.
-
¿Por
qué? Porque la seguían no por fe,
mas como por las obras de la ley:
por lo cual tropezaron en la piedra
de tropiezo,
-
Como
está escrito: He aquí pongo en Sión
piedra de tropiezo, y piedra de
caída; Y aquel que creyere en ella,
no será avergonzado.
-
HERMANOS, ciertamente la voluntad de
mi corazón y mi oración á Dios sobre
Israel, es para salud.
-
Porque
yo les doy testimonio que tienen
celo de Dios, mas no conforme á
ciencia.
-
Porque
ignorando la justicia de Dios, y
procurando establecer la suya
propia, no se han sujetado á la
justicia de Dios.
-
Porque
el fin de la ley es Cristo, para
justicia á todo aquel que cree.
-
Porque
Moisés describe la justicia que es
por la ley: Que el hombre que
hiciere estas cosas, vivirá por
ellas.
-
Mas la
justicia que es por la fe dice así:
No digas en tu corazón: ¿Quién
subirá al cielo? (esto es, para
traer abajo á Cristo:)
-
O,
¿quién descenderá al abismo? (esto
es, para volver á traer á Cristo de
los muertos.)
-
Mas ¿qué
dice? Cercana está la palabra, en tu
boca y en tu corazón. Esta es la
palabra de fe, la cual predicamos:
-
Que si
confesares con tu boca al Señor
Jesús, y creyeres en tu corazón que
Dios le levantó de los muertos,
serás salvo.
-
Porque
con el corazón se cree para
justicia; mas con la boca se hace
confesión para salud.
-
Porque
la Escritura dice: Todo aquel que en
él creyere, no será avergonzado.
-
Porque
no hay diferencia de Judío y de
Griego: porque el mismo que es Señor
de todos, rico es para con todos los
que le invocan:
-
Porque
todo aquel que invocare el nombre
del Señor, será salvo.
-
¿Cómo,
pues invocarán á aquel en el cual no
han creído? ¿y cómo creerán á aquel
de quien no han oído? ¿y cómo oirán
sin haber quien les predique?
-
¿Y cómo
predicarán si no fueren enviados?
Como está escrito: ¡Cuán hermosos
son los pies de los que anuncian el
evangelio de la paz, de los que
anuncian el evangelio de los bienes!
-
Mas no
todos obedecen al evangelio; pues
Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído
á nuestro anuncio?
-
Luego la
fe es por el oir; y el oir por la
palabra de Dios.
-
Mas
digo: ¿No han oído? Antes bien, Por
toda la tierra ha salido la fama de
ellos, Y hasta los cabos de la
redondez de la tierra las palabras
de ellos.
-
Mas
digo: ¿No ha conocido esto Israel?
Primeramente Moisés dice: Yo os
provocaré á celos con gente que no
es mía; Con gente insensata os
provocaré á ira.
-
E Isaías
determinadamente dice: Fuí hallado
de los que no me buscaban;
Manifestéme á los que no preguntaban
por mí.
-
Mas
acerca de Israel dice: Todo el día
extendí mis manos á un pueblo
rebelde y contradictor.
-
DIGO
pues: ¿Ha desechado Dios á su
pueblo? En ninguna manera. Porque
también yo soy Israelita, de la
simiente de Abraham, de la tribu de
Benjamín.
-
No ha
desechado Dios á su pueblo, al cual
antes conoció. ¿O no sabéis qué dice
de Elías la Escritura? cómo hablando
con Dios contra Israel dice:
-
Señor, á
tus profetas han muerto, y tus
altares han derruído; y yo he
quedado solo, y procuran matarme.
-
Mas ¿qué
le dice la divina respuesta? He
dejado para mí siete mil hombres,
que no han doblado la rodilla
delante de Baal.
-
Así
también, aun en este tiempo han
quedado reliquias por la elección de
gracia.
-
Y si por
gracia, luego no por las obras; de
otra manera la gracia ya no es
gracia. Y si por las obras, ya no es
gracia; de otra manera la obra ya no
es obra.
-
¿Qué
pues? Lo que buscaba Israel aquello
no ha alcanzado; mas la elección lo
ha alcanzado: y los demás fueron
endurecidos;
-
Como
está escrito: Dióles Dios espíritu
de remordimiento, ojos con que no
vean, y oídos con que no oigan,
hasta el día de hoy.
-
Y David
dice: Séales vuelta su mesa en lazo,
y en red, Y en tropezadero, y en
paga:
-
Sus ojos
sean obscurecidos para que no vean,
Y agóbiales siempre el espinazo.
-
Digo
pues: ¿Han tropezado para que
cayesen? En ninguna manera; mas por
el tropiezo de ellos vino la salud á
los Gentiles, para que fuesen
provocados á celos.
-
Y si la
falta de ellos es la riqueza del
mundo, y el menoscabo de ellos la
riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más
el henchimiento de ellos?
-
Porque á
vosotros hablo, Gentiles. Por cuanto
pues, yo soy apóstol de los
Gentiles, mi ministerio honro.
-
Por si
en alguna manera provocase á celos á
mi carne, e hiciese salvos á algunos
de ellos.
-
Porque
si el extrañamiento de ellos es la
reconciliación del mundo, ¿qué será
el recibimiento de ellos, sino vida
de los muertos?
-
Y si el
primer fruto es santo, también lo es
el todo, y si la raíz es santa,
también lo son las ramas.
-
Que si
algunas de las ramas fueron
quebradas, y tú, siendo acebuche,
has sido ingerido en lugar de ellas,
y has sido hecho participante de la
raíz y de la grosura de la oliva;
-
No te
jactes contra las ramas; y si te
jactas, sabe que no sustentas tú á
la raíz, sino la raíz á ti.
-
Pues las
ramas, dirás, fueron quebradas para
que yo fuese ingerido.
-
Bien:
por su incredulidad fueron
quebradas, mas tú por la fe estás en
pie. No te ensoberbezcas, antes
teme.
-
Que si
Dios no perdonó á las ramas
naturales, á ti tampoco no perdone.
-
Mira,
pues, la bondad y la severidad de
Dios: la severidad ciertamente en
los que cayeron; mas la bondad para
contigo, si permanecieres en la
bondad; pues de otra manera tú
también serás cortado.
-
Y aun
ellos, si no permanecieren en
incredulidad, serán ingeridos; que
poderoso es Dios para volverlos á
ingerir.
-
Porque
si tú eres cortado del natural
acebuche, y contra natura fuiste
ingerido en la buena oliva, ¿cuánto
más éstos, que son las ramas
naturales, serán ingeridos en su
oliva?
-
Porque
no quiero, hermanos, que ignoréis
este misterio, para que no seáis
acerca de vosotros mismos
arrogantes: que el endurecimiento en
parte ha acontecido en Israel, hasta
que haya entrado la plenitud de los
Gentiles;
-
Y luego
todo Israel será salvo; como está
escrito: Vendrá de Sión el
Libertador, Que quitará de Jacob la
impiedad;
-
Y este
es mi pacto con ellos, Cuando
quitare su pecados.
-
Así que,
cuanto al evangelio, son enemigos
por causa de vosotros: mas cuanto á
la elección, son muy amados por
causa de los padres.
-
Porque
sin arrepentimiento son las mercedes
y la vocación de Dios.
-
Porque
como también vosotros en algún
tiempo no creísteis á Dios, mas
ahora habéis alcanzado misericordia
por la incredulidad de ellos;
-
Así
también éstos ahora no ha creído,
para que, por la misericordia para
con vosotros, ellos también alcancen
misericordia.
-
Porque
Dios encerró á todos en
incredulidad, para tener
misericordia de todos.
-
¡Oh
profundidad de las riquezas de la
sabiduría y de la ciencia de Dios!
¡Cuán incomprensibles son sus
juicios, e inescrutables sus
caminos!
-
Porque
¿quién entendió la mente del Señor?
¿ó quién fué su consejero?
-
¿O quién
le dió á él primero, para que le sea
pagado?
-
Porque
de él, y por él, y en él, son todas
las cosas. A él sea gloria por
siglos. Amén.
-
ASÍ que,
hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable á
Dios, que es vuestro racional culto.
-
Y no os
conforméis á este siglo; mas
reformaos por la renovación de
vuestro entendimiento, para que
experimentéis cuál sea la buena
voluntad de Dios, agradable y
perfecta.
-
Digo
pues por la gracia que me es dada, á
cada cual que está entre vosotros,
que no tenga más alto concepto de sí
que el que debe tener, sino que
piense de sí con templanza, conforme
á la medida de la fe que Dios
repartió á cada uno.
-
Porque
de la manera que en un cuerpo
tenemos muchos miembros, empero
todos los miembros no tienen la
misma operación;
-
Así
muchos somos un cuerpo en Cristo,
mas todos miembros los unos de los
otros.
-
De
manera que, teniendo diferentes
dones según la gracia que nos es
dada, si el de profecía, úsese
conforme á la medida de la fe;
-
ó si
ministerio, en servir; ó el que
enseña, en doctrina;
-
El que
exhorta, en exhortar; el que
reparte, hágalo en simplicidad; el
que preside, con solicitud; el que
hace misericordia, con alegría.
-
El amor
sea sin fingimiento: aborreciendo lo
malo, llegándoos á lo bueno;
-
Amándoos
los unos á los otros con caridad
fraternal; previniéndoos con honra
los unos á los otros;
-
En el
cuidado no perezosos; ardientes en
espíritu; sirviendo al Señor;
-
Gozosos
en la esperanza; sufridos en la
tribulación; constantes en la
oración;
-
Comunicando á las necesidades de los
santos; siguiendo la hospitalidad.
-
Bendecid
á los que os persiguen: bendecid y
no maldigáis.
-
Gozaos
con los que se gozan: llorad con los
que lloran.
-
Unánimes
entre vosotros: no altivos, mas
acomodándoos á los humildes. No
seáis sabios en vuestra opinión.
-
No
paguéis á nadie mal por mal;
procurad lo bueno delante de todos
los hombres.
-
Si se
puede hacer, cuanto está en
vosotros, tened paz con todos los
hombres.
-
No os
venguéis vosotros mismos, amados
míos; antes dad lugar á la ira;
porque escrito está: Mía es la
venganza: yo pagaré, dice el Señor.
-
Así que,
si tu enemigo tuviere hambre, dale
de comer; si tuviere sed, dale de
beber: que haciendo esto, ascuas de
fuego amontonas sobre su cabeza.
-
No seas
vencido de lo malo; mas vence con el
bien el mal.
-
TODA
alma se someta á las potestades
superiores; porque no hay potestad
sino de Dios; y las que son, de Dios
son ordenadas.
-
Así que,
el que se opone á la potestad, á la
ordenación de Dios resiste: y los
que resisten, ellos mismos ganan
condenación para sí.
-
Porque
los magistrados no son para temor al
que bien hace, sino al malo.
¿Quieres pues no temer la potestad?
haz lo bueno, y tendrás alabanza de
ella;
-
Porque
es ministro de Dios para tu bien.
Mas si hicieres lo malo, teme:
porque no en vano lleva el cuchillo;
porque es ministro de Dios, vengador
para castigo al que hace lo malo.
-
Por lo
cual es necesario que le estéis
sujetos, no solamente por la ira,
mas aun por la conciencia.
-
Porque
por esto pagáis también los
tributos; porque son ministros de
Dios que sirven á esto mismo.
-
Pagad á
todos lo que debéis: al que tributo,
tributo; al que pecho, pecho; al que
temor, temor; al que honra, honra.
-
No
debáis á nadie nada, sino amaros
unos á otros; porque el que ama al
prójimo, cumplió la ley.
-
Porque:
No adulterarás; no matarás; no
hurtarás; no dirás falso testimonio;
no codiciarás: y si hay algún otro
mandamiento, en esta sentencia se
comprende sumariamente: Amarás á tu
prójimo como á ti mismo.
-
La
caridad no hace mal al prójimo: así
que, el cumplimento de la ley es la
caridad.
-
Y esto,
conociendo el tiempo, que es ya hora
de levantarnos del sueño; porque
ahora nos está más cerca nuestra
salud que cuando creímos.
-
La noche
ha pasado, y ha llegado el día:
echemos, pues, las obras de las
tinieblas, y vistámonos las armas de
luz,
-
Andemos
como de día, honestamente: no en
glotonerías y borracheras, no en
lechos y disoluciones, no en
pendencias y envidia:
-
Mas
vestíos del Señor Jesucristo, y no
hagáis caso de la carne en sus
deseos.
-
RECIBID
al flaco en la fe, pero no para
contiendas de disputas.
-
Porque
uno cree que se ha de comer de todas
cosas: otro que es débil, come
legumbres.
-
El que
come, no menosprecie al que no come:
y el que no come, no juzgue al que
come; porque Dios le ha levantado.
-
¿Tú
quién eres que juzgas al siervo
ajeno? para su señor está en pie, ó
cae: mas se afirmará; que poderoso
es el Señor para afirmarle.
-
Uno hace
diferencia entre día y día; otro
juzga iguales todos los días. Cada
uno esté asegurado en su ánimo.
-
El que
hace caso del día, háce lo para el
Señor: y el que no hace caso del
día, no lo hace para el Señor. El
que come, come para el Señor, porque
da gracias á Dios; y el que no come,
no come para el Señor, y da gracias
á Dios.
-
Porque
ninguno de nosotros vive para sí, y
ninguno muere para sí.
-
Que si
vivimos, para el Señor vivimos; y si
morimos, para el Señor morimos. Así
que, ó que vivamos, ó que muramos,
del Señor somos.
-
Porque
Cristo para esto murió, y resucitó,
y volvió á vivir, para ser Señor así
de los muertos como de los que
viven.
-
Mas tú
¿por qué juzgas á tu hermano? ó tú
también, ¿por qué menosprecias á tu
hermano? porque todos hemos de estar
ante el tribunal de Cristo.
-
Porque
escrito está: Vivo yo, dice el
Señor, que á mí se doblará toda
rodilla, Y toda lengua confesará á
Dios.
-
De
manera que, cada uno de nosotros
dará á Dios razón de sí.
-
Así que,
no juzguemos más los unos de los
otros: antes bien juzgad de no poner
tropiezo ó escándalo al hermano.
-
Yo sé, y
confío en el Señor Jesús, que de
suyo nada hay inmundo: mas á aquel
que piensa alguna cosa ser inmunda,
para él es inmunda.
-
Empero
si por causa de la comida tu hermano
es contristado, ya no andas conforme
á la caridad. No arruines con tu
comida á aquél por el cual Cristo
murió.
-
No sea
pues blasfemado vuestro bien:
-
Que el
reino de Dios no es comida ni
bebida, sino justicia y paz y gozo
por el Espíritu Santo.
-
Porque
el que en esto sirve á Cristo,
agrada á Dios, y es acepto á los
hombres.
-
Así que,
sigamos lo que hace á la paz, y á la
edificación de los unos á los otros.
-
No
destruyas la obra de Dios por causa
de la comida. Todas las cosas á la
verdad son limpias: mas malo es al
hombre que come con escándalo.
-
Bueno es
no comer carne, ni beber vino, ni
nada en que tu hermano tropiece, ó
se ofenda ó sea debilitado.
-
¿Tienes
tú fe? Tenla para contigo delante de
Dios. Bienaventurado el que no se
condena á sí mismo con lo que
aprueba.
-
Mas el
que hace diferencia, si comiere, es
condenado, porque no comió por fe: y
todo lo que no es de fe, es pecado.
-
ASÍ que,
los que somos más firmes debemos
sobrellevar las flaquezas de los
flacos, y no agradarnos á nosotros
mismos.
-
Cada uno
de nosotros agrade á su prójimo en
bien, á edificación.
-
Porque
Cristo no se agradó á sí mismo;
antes bien, como está escrito: Los
vituperios de los que te vituperan,
cayeron sobre mí.
-
Porque
las cosas que antes fueron escritas,
para nuestra enseñanza fueron
escritas; para que por la paciencia,
y por la consolación de las
Escrituras, tengamos esperanza.
-
Mas el
Dios de la paciencia y de la
consolación os dé que entre vosotros
seáis unánimes según Cristo Jesús;
-
Para que
concordes, á una boca glorifiquéis
al Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo.
-
Por
tanto, sobrellevaos los unos á los
otros, como también Cristo nos
sobrellevó, para gloria de Dios.
-
Digo,
pues, que Cristo Jesús fué hecho
ministro de la circuncisión por la
verdad de Dios, para confirmar las
promesas hechas á los padres,
-
Y para
que los Gentiles glorifiquen á Dios
por la misericordia; como está
escrito: Por tanto yo te confesaré
entre los Gentiles, Y cantaré á tu
nombre.
-
Y otra
vez dice: Alegraos, Gentiles, con su
pueblo.
-
Y otra
vez: Alabad al Señor todos los
Gentiles, Y magnificadle, todos los
pueblos.
-
Y otra
vez, dice Isaías: Estará la raíz de
Jessé, Y el que se levantará á regir
los Gentiles: Los Gentiles esperarán
en él.
-
Y el
Dios de esperanza os llene de todo
gozo y paz creyendo, para que
abundéis en esperanza por la virtud
del Espíritu Santo.
-
Empero
cierto estoy yo de vosotros,
hermanos míos, que aun vosotros
mismos estáis llenos de bodad,
llenos de todo conocimiento, de tal
manera que podáis amonestaros los
unos á los otros.
-
Mas os
he escrito, hermanos, en parte
resueltamente, como amonestádoos por
la gracia que de Dios me es dada,
-
Para ser
ministro de Jesucristo á los
Gentiles, ministrando el evangelio
de Dios, para que la ofrenda de los
Gentiles sea agradable, santificada
por el Espíritu Santo.
-
Tengo,
pues, de qué gloriarme en Cristo
Jesús en lo que mira á Dios.
-
Porque
no osaría hablar alguna cosa que
Cristo no haya hecho por mí para la
obediencia de los Gentiles, con la
palabra y con las obras,
-
Con
potencia de milagros y prodigios, en
virtud del Espíritu de Dios: de
manera que desde Jerusalem, y por
los alrededores hasta Ilírico, he
llenado todo del evangelio de
Cristo.
-
Y de
esta manera me esforcé á predicar el
evangelio, no donde antes Cristo
fuese nombrado, por no edificar
sobre ajeno fundamento:
-
Sino,
como esta escrito: A los que no fué
anunciado de él, verán: Y los que no
oyeron, entenderán.
-
Por lo
cual aun he sido impedido muchas
veces de venir á vosotros.
-
Mas
ahora no teniendo más lugar en estas
regiones, y deseando ir á vosotros
muchos años há,
-
Cuando
partiere para España, iré á
vosotros; porque espero que pasando
os veré, y que seré llevado de
vosotros allá, si empero antes
hubiere gozado de vosotros.
-
Mas
ahora parto para Jerusalem á
ministrar á los santos.
-
Porque
Macedonia y Acaya tuvieron por bien
hacer una colecta para los pobres de
los santos que están en Jerusalem.
-
Porque
les pareció bueno, y son deudores á
ellos: porque si los Gentiles han
sido hechos participantes de sus
bienes espirituales, deben también
ellos servirles en los carnales.
-
Así que,
cuando hubiere concluído esto, y les
hubiere consignado este fruto,
pasaré por vosotros á España.
-
Y sé que
cuando llegue á vosotros, llegaré
con abundancia de la bendición del
evangelio de Cristo.
-
Ruégoos
empero, hermanos, por el Señor
nuestro Jesucristo, y por la caridad
del Espíritu, que me ayudéis con
oraciones por mí á Dios,
-
Que sea
librado de los rebeldes que están en
Judea, y que la ofrenda de mi
servicio á los santos en Jerusalem
sea acepta;
-
Para que
con gozo llegue á vosotros por la
voluntad de Dios, y que sea recreado
juntamente con vosotros.
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Y el
Dios de paz sea con todos vosotros.
Amén.
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ENCOMIÉNDOOS empero á Febe nuestra
hermana, la cual es diaconisa de la
iglesia que está en Cencreas:
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Que la
recibáis en el Señor, como es digno
á los santos, y que la ayudéis en
cualquiera cosa en que os hubiere
menester: porque ella ha ayudado á
muchos, y á mí mismo.
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Saludad
á Priscila y Aquila, mis coadjutores
en Cristo Jesús;
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(Que
pusieron sus cuellos por mi vida: á
los cuales no doy gracias yo sólo,
mas aun todas las iglesias de los
Gentiles;)
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Asimismo
á la iglesia de su casa. Saludad á
Epeneto, amado mío, que es las
primicias de Acaya en Cristo.
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Saludad
á María, la cual ha trabajado mucho
con vosotros.
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Saludad
á Andrónico y á Junia, mis
parientes, y mis compañeros en la
cautividad, los que son insignes
entre los apóstoles; los cuales
también fueron antes de mí en
Cristo.
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Saludad
á Amplias, amado mío en el Señor.
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Saludad
á Urbano, nuestro ayudador en Cristo
Jesús, y á Stachîs, amado mío.
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Saludad
á Apeles, probado en Cristo. Saludad
á los que son de Aristóbulo.
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Saludad
á Herodión, mi pariente. Saludad á
los que son de la casa de Narciso,
los que están en el Señor.
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Saludad
á Trifena y á Trifosa, las cuales
trabajan en el Señor. Saludad á
Pérsida amada, la cual ha trabajado
mucho en el Señor.
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Saludad
á Rufo, escogido en el Señor, y á su
madre y mía.
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Saludad
á Asíncrito, y á Flegonte, á Hermas,
á Patrobas, á Hermes, y á los
hermanos que están con ellos.
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Saludad
á Filólogo y á Julia, á Nereo y á su
hermana, y á Olimpas, y á todos los
santos que están con ellos.
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Saludaos
los unos á los otros con ósculo
santo. Os saludan todas las iglesias
de Cristo.
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Y os
ruego hermanos, que miréis los que
causan disensiones y escándalos
contra la doctrina que vosotros
habéis aprendido; y apartaos de
ellos.
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Porque
los tales no sirven al Señor nuestro
Jesucristo, sino á sus vientres; y
con suaves palabras y bendiciones
engañan los corazones de los
simples.
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Porque
vuestra obediencia ha venido á ser
notoria á todos; así que me gozo de
vosotros; mas quiero que seáis
sabios en el bien, y simples en el
mal.
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Y el
Dios de paz quebrantará presto á
Satanás debajo de vuestros pies. la
gracia del Señor nuestro Jesucristo
sea con vosotros.
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Os
saludan Timoteo, mi coadjutor, y
Lucio y Jasón y Sosipater, mis
parientes.
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Yo
Tercio, que escribí la epístola, os
saludo en el Señor.
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Salúdaos
Gayo, mi huésped, y de toda la
iglesia. Salúdaos Erasto, tesorero
de la ciudad, y el hermano Cuarto.
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La
gracia del Señor nuestro Jesucristo
sea con todos vosotros. Amén.
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Y al que
puede confirmaros según mi evangelio
y la predicación de Jesucristo,
segun la revelación del misterio
encubierto desde tiempos eternos,
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Mas
manifestado ahora, y por las
Escrituras de los profetas, según el
mandamiento del Dios eterno,
declarado á todas las gentes para
que obedezcan á la fe;
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Al sólo
Dios sabio, sea gloria por
Jesucristo para siempre. Amén.
enviada por medio de Febe, diaconisa
de la iglesia de Cencreas.
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